La salud del futuro no se construye solo con tecnología, sino con propósito.
Esta es la premisa que atraviesa el lema de la 34ª Convención de Aseguradores AMIS 2025: “Seguros en movimiento: innovación, conectividad e inclusión”. Y también es el desafío que enfrentamos como sector.
En un contexto donde los desafíos sanitarios son cada vez más complejos —envejecimiento poblacional, enfermedades crónicas, crisis ambientales y brechas de acceso—, la innovación sin propósito no es suficiente.
Hoy más que nunca, crear productos de salud con impacto real exige repensar qué, cómo y para quién innovamos.
Tecnología + empatía: la fórmula del cambio
La tecnología ya está transformando la prevención, el diagnóstico y el tratamiento.
Desde algoritmos de inteligencia artificial que anticipan epidemias hasta apps que mejoran la adherencia a tratamientos, el avance es innegable.
Pero el verdadero cambio ocurre cuando la tecnología se combina con empatía.
Porque detrás de cada dato hay una historia:
Una persona con diabetes que necesita más que un recordatorio: necesita comprensión.
Un adulto mayor que no solo requiere medicación, sino acompañamiento para acceder a ella.
Una madre que necesita claridad y contención al controlar la salud de su hijo.
Innovar con propósito es diseñar desde esas vivencias. Es crear soluciones que se integren naturalmente en la vida cotidiana. Que sean accesibles, intuitivas y culturalmente sensibles.
El propósito como brújula
Tener un propósito no es solo una declaración inspiradora: es una estrategia.
Significa tomar decisiones de producto orientadas a una misión concreta:
¿Qué problema real estamos resolviendo?
¿Qué impacto queremos lograr en la vida de las personas?
¿Cómo podemos generar valor, más allá de la rentabilidad?
Los productos guiados por esta lógica priorizan lo esencial, evitan la complejidad innecesaria y se construyen para durar.
Y lo más importante: generan confianza, conexión emocional y relaciones sostenibles con las comunidades a las que sirven.
Ética, sostenibilidad y colaboración
Crear con propósito también implica asumir responsabilidades más amplias.
Ética: El uso de datos en salud exige estándares rigurosos de privacidad y transparencia.
Sostenibilidad: Desde el diseño, debemos considerar el impacto ambiental de los productos tecnológicos y médicos.
Colaboración: Ningún actor puede transformar el sistema en soledad. Gobiernos, aseguradoras, empresas tech, ONGs y pacientes deben trabajar juntos para escalar soluciones significativas.
Una oportunidad histórica
El futuro de la salud no está escrito. Lo estamos creando hoy.
Cada diseño, cada implementación, cada decisión que tomamos puede ser parte del problema… o de la solución.
En esta nueva era, crear productos con propósito no es una opción: es una obligación.
Y quienes elijan innovar con visión, empatía y compromiso serán quienes lideren la transformación del sistema de salud en América Latina.
El futuro no es solo tecnológico. Es humano, colaborativo y profundamente ético.
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📅 Nos vemos el 13 y 14 de mayo en la #ConvenciónAMIS 2025.